ARTICULOS y DISCUSIONES sobre la MUSEOLOGIA y el Patrimonio





EL DIA DE LOS MUSEOS Y SU MISION

18 de Mayo de 1997, Día Internacional de los Museos.

Un ex vicepresidente del ICOM, la organización internacional de los profesionales de la museología, el inglés Patrick Boylan expresaba que " como la mayoría de los profesionales de museos en el mundo, y por ello, los miembros de ICOM viven en regiones que afortunadamente no han conocido conflictos mayores durante medio siglo ( Europa y el Continente Americano) es fácil olvidarse de las lecciones de la historia y volverse indiferente ante las amenazas para el patrimonio cultural..."

Los Museos, definidos en la ingenuidad de los ´60 y los ´70 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (UNESCO) como " establecimiento permanente administrado para el interés general con el objeto de conservar, estudiar y esencialmente exponer para el deleite y educación del público un conjunto de elementos de valor cultural" han representado para nuestros pueblos seguidores de esos modelos institucionales fundamentalmente europeos, los refugios de sus identidades.

Poco tiempo después (1983) la definición se amplió un poco para expresar que "los establecimientos permanentes sin fines de lucro" debían además "adquirir bienes culturales" entre ellos, "testimonios materiales del hombre y su medio ambiente"
Esta ampliación implicó un avance teórico reflejado fielmente en las instituciones más activas.

Antes de que se conociera la teoría ecológica denominada GAIA, la museología trabajaba en un concepto integrador de la evolución cultural de las comunidades y la preservación de su medio ambiente, como hecho tangible de plantearse la propia supervivencia humana, sobre todo ante las expansiones colonialistas primero, y la revolución tecno-informática después, de los pueblos con herencia culturales avasalladas en la globalización impuesta por una economía del desarrollo desigual, basada en la inequidad de las relaciones este-oeste y norte-sur.

Hay hilos tenues pero firmes desde la Declaración de La Haya (1954) y la Declaración de las Naciones Unidas (1992) sobre los derechos de las personas que pertenecen a minorías nacionales étnicas, religiosas o lingüísticas y la protección de la cultura de los pueblos ante guerras o genocidios culturales.

Durante el último decenio, la mayoría de la celebraciones del Día Internacional de los Museos se han focalizado en conmemorar en todo el mundo y en los museos asociados eventos que favorezcan el reconocimiento y preservación de las identidades en peligro de extinción.
Pensemos ante estas definiciones, qué se ha hecho entre nosotros, sobre la comprensión de la realidad del último medio siglo en cada uno de nuestros museos.
La conmemoración de cada 18 de mayo en el sector de los museos mendocinos no ha aprovechado el tema como impacto en la comunidad para hacer conocer su oferta cultural y la necesidad de un mayor apoyo comunitario para el eficaz desenvolvimiento de sus tareas.

Los museos deberían colaborar intensivamente en este mensaje universal de pluriculturalidad y participación comunitaria y las realidades locales en un diálogo crítico y creativo con sus usuarios y visitantes. En nuestra cultura híbrida, que aplicamos tarde y mal las recetas de otras culturas, no ha habido suficiente espacio para discutir y acordar las política públicas, provinciales y municipales acerca del rol de estas instituciones y que pueda garantizar parte del ejercicio de los derechos culturales y los derechos colectivos o difusos, ahora incluídos en nuestra Constitución Nacional.
Contra lo que comúnmente se cree, vivimos en un país muy desintegrado, con desarrollo desigual de sus regiones, reproduciendo los males de la Gran Capital succionadora, a las capitales regionales o provinciales respecto de sus "interiores".

Nuestros museos parecen algunos del primer mundo en infraestructura, otros en estado de sub-desarrollo y una gran cantidad de pequeños en "terapia de subsistencia", que no se sostienen ante un examen evaluativo con la definición de museo antes citada.
Se debaten en la agonía de las políticas estatales que no estructuran sus plantas de personal por concursos y se hayan materialmente imposibilitados de cualquier inversión para su mejoramiento frente a una imagen de belleza impoluta de la ciudad capital, mientras se guarda en la alfombra (los museos departamentales) las colillas y deshechos de los festines de inconclusos y faraónicos proyectos culturales. Esta falta de cohesión de las políticas sobre estos espacios públicos demora además la inserción de la inversión y la ayuda del recurso privado.

Educar al público de los museos es un objetivo pendiente en su mayoría. Con todo ello, hay razones para poner en el tablero de los debates este tema, no sólo porque se recuerde el día internacional, sino porque cada día siguiente serán los días propios en que su destino de deleite y educación del soberano y preservación del patrimonio deban demostrarse con eficacia y eficiencia.

A una provincia que apuesta fuerte al turismo le vendría muy bien una legislación que tienda a conformar un Sistema Provincial de Museos donde las identidades locales renazcan democráticamente del fondo de esas anquilosadas exposiciones de la vieja taxonomía de las ciencias naturales o la repetida historia del poder y sus familias privilegiadas frente al olvido de la cultura integral de la comunidad que dio su sangre a la tierra mendocina.

Esa legislación debería armonizar los esfuerzos públicos con los privados, para no abandonar su importante accionar como institución de síntesis frente a la incógnita de políticas culturales a cargo de un estado en desaparición y a la vez, no caer en el mercantilismo que termine alejando de los bienes y servicios culturales a las grandes mayorías que hay no pueden acrecentar su consumo cultural de información y ocio recreativo, o paradójicamente, acercando multitudes a fenómenos espurios en su estética como en sus intencionalidades populistas.

De ese otro modo, la Jornada Internacional de los Museos será una verdadera y profunda fiesta en nuestra cultura que contribuya a sentirnos parte de un mundo que quiere crecer integrando las diferencias y educando las silenciosas mayorías.


MUSEOLOGO RUBEN DARIO ROMANI
Miembro de la Asoc. Internacional de Museos y de la Asoc. para la Protección del Patrimonio Cultural de las Américas.


LOS MUSEOS Y LA NECESIDAD DE SU TRANSFORMACION

18 de Mayo de 1998, Día Internacional de los Museos.

Decíamos el año pasado que "Educar al público de los museos es un objetivo pendiente en muchas de estas instituciones. Con todo ello, hay razones para poner en el tablero de los debates este tema, no sólo para que se recuerde cada 18 de mayo el Día Internacional de los Museos, sino para que cada día siguiente sea el día en que su destino de deleite y educación del soberano y preservación del patrimonio deban demostrarse con eficacia y eficiencia."

El agua que en este caso, digamos "no corrió bajo el puente" de los museos mendocinos hace que insistamos en reclamar atención al fenómeno cultural que implican los museos.

No nos referiremos al nuevo museo de Ciencia en el Parque San Martín o a la ampliación que logró el Museo de Ha. Natural de San Rafael, después de más de 12 años de perseguirla. Nos referiremos a los espacios museológicos de los departamentos y pequeñas comunidades mendocinas donde los objetivos específicos de la educación y los del turismo bien pudieran ser aunados para lograr adecuado financiamiento y estructuración de su personal en forma profesionalizada y no clientelista, como ha predominado en la administración pública local hasta el momento, desprotegiendo las políticas culturales necesarias para su orientación.

Para consolidar y fortalecer la existencia de estas entidades culturales se requiere conocer el pensamiento y las actitudes de gran parte de la sociedad acerca de sus expectativas de funcionamiento, utilidad, alcan-ces, en una época en que son fuertemente cuestionadas las actividades culturales desde las perspectivas de los planes de ajuste y del financiamiento estatal. El museo no puede ser abandonado a la filosofía del pragmatismo ni a las leyes de mercado que en cultura, más que leyes, parecen Ordenes de aniquilamiento.

La búsqueda de servicios a la comunidad a la que debiera servir sin perder sus propios perfiles, ha abierto un camino que no debe cerrarse pero a la vez deberá acentuarse el reclamo de optimizar las acciones propias de los Municipios que administran los museos.

Los Museos han significado para la historia del arte y de la ciencia, la forma-ción y recreación del saber en general, en especial para la sociedad occidental, elementos ineludibles al considerar su formación e integración en la historia general de la cultura de un pueblo. Este desenvolvimiento se puede observar a través de la existencia de instituciones, desde la antigüedad griega en adelante, como la PINACOTECA, el MUSEION, los TESOROS ECLESIASTICOS e IMPERIALES, los GABINETES DE CURIOSIDADES, los JARDINES BOTANICOS, etc. hasta la creación en el siglo XVIII de los primeros MUSEOS INSTITUCIONALES. No olvidemos que el desarrollo de los Museos durante el siglo XIX constituyó un fenómeno teñido de la concepción colonia-lista imperante en Europa, es decir, acompañó la expansión euro-pea con la consecuente dominación económico-cultural.

Las instituciones museológicas europeas, las nuevas cien-cias, transfirieron enorme cantidad de bienes (artísticos, arqueológicos, naturales) a los museos y centros de investiga-ción. Este proceso llevó al armado de colecciones de bienes culturales des-contextualizados, construyendo un discurso científico y una imagen de la cultura universal profundamente etnocentrista. Obviamente, se hizo sobrevalorando el papel de la civilización europea, situación visible también en nuestras comunidades en cuanto a sobrevalorizar la historia nacional o la de los grandes centros capitalinos de las regiones.

A fines del siglo XIX y principios del XX se produce una importante renovación del arte occidental, fuertemente influída por las estéticas de los pueblos extraeuropeos, "exóticos", que los artistas de diferentes disciplinas reflejaron en sus obras. La realidad americana, "descubierta" desde 1492, no es ajena a esta forma de mirar el mundo propio y el de los otros.

Ese proceso de asimilaciones, hibridaciones, transplantes, enriquece las tradiciones artísticas. La discusión actual es acerca de la preponderancia de una sola de esas estéticas; de las políticas culturales renovadas por las nuevas ideas acerca del encuentro de las identidades, la plura-lidad de sus formas y su validez frente a los proyectos hegemónicos en lo económico y lo cultural.

Según dice Silvia ALVAREZ a través de los Museos, la hegemonía cultural se manifiesta en "... la vieja tradición monárquica-aristocrática que coarta las intenciones de participación activa y comunicación entre el sujeto y la colección.". También sabemos que toda colección de objetos, todo corpus de conocimiento, tienen un contenido ideológico. Para Adolfo Colombres: "...la forma guarda una estrecha correlación con la materia, por lo que impostar formas será impostar el contenido."

La exposición de esos objetos según el peruano LUMBRERAS"... está dirigida a algo, contiene un mensaje, una intención " manejadas gene-ralmente con criterios esteticistas cuando no meramente taxonómicos, lo que nos obliga a propo-ner, de acuerdo a la nueva museología, la tarea de construcción-deconstrucción permanente de esos significados.

Lo mismo sucede en el campo de la enseñanza artística, basada principalmente en esos objetos y tradiciones estéticas. Para terminar esa tradición pedagógica estática, la renovación expositiva y funcional de los museos municipales tendería a recuperar la memoria integral de la sociedad, intentando superar la relación estática sujeto-objeto, promoviendo la participación colectiva en la producción de significación de la propia identidad colectiva.

Hablamos de arte, ciencia y de comunicación: aquí es donde se evidencia el mayor aporte de la museología al diálogo de las disciplinas y diferentes lenguajes involucrados, a través de las exposiciones "tradicionales" y las nuevas formas de acción cultu-ral, pasando por la no resuelta conflictividad de la irrupción de los medios masivos y las industrias culturales. Un aporte importante también sería abrir espacios de diálogo acerca del rol del conocimiento científico-artístico regional que proveen nuestros museos a la sociedad, la vinculación de las instituciones dedicadas a la investigación de la realidad local y la integración de los contenidos comu-nitarios en todos esos modos del hacer social y personal, así como sobre la renovación de las funciones de los museos y colecciones de patrimonio de la provincia y de la región. Se necesita dejar de utilizarlos como baúles de nostalgias que se sacan a lucir en el pecho cada tanto que la política cree necesario justificarse con el patrimonio de la comunidad, abandonado por segunda vez en los depósitos del museo y convirtiendo la memoria de la gente en una tumba rancia de abolengo que no comunica ni emociona a quienes los visitan.

MUSEOLOGO RUBEN DARIO ROMANI
Museólogo, miembro de ICOM (Consejo Internacional de Museos)


Sugerencias y opiniones deben dirigirse a [email protected]

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